La sequía hace resurgir los restos de Campos de Arenoso del fondo del pantano

Los familiares y vecinos del desaparecido Campos de Arenoso, en el Alto Mijares, reviven los recuerdos que resurgen de los restos del fondo del embalse de Arenoso. Restos que han aparecido por la sequía que azota la comarca y el bajo nivel de las aguas del pantano. “Es ésta, la casa estaba ahí detrás, porque había otra calle al lado que era donde vivían los camineros”, recuerda un vecino.

Tal como detalla À Punt, ellos son el recuerdo vivo de que Campos existió. Un pueblo que en los últimos años vivió momentos de controversia y drama. Un drama, que además de los recuerdos y la nostalgia, perdura en la memoria desde julio de 1977, cuando los últimos habitantes abandonaron este pueblo que inundaron las aguas del embalse de Arenós. "No nos gustaba que desapareciera el pueblo, era un pueblo que estaba muy bien". Ahora, mientras las ruinas de Campos de Arenoso vuelven a ver la luz por la sequía, los antiguos habitantes se aferran al recuerdo de que el agua sepultó. “Aquí había un puente suspendido y recuerdo pasarlo al cuello sobre mi padre”.

El pueblo lo dinamitaron para construir este pantano entre 1970 y 1977. Todo por la necesidad de controlar el cauce del río Mijares y dotar de agua a los regadíos de la Plana de Castelló. Vecinos y vecinas fueron expropiados, desalojados y reubicados por diversas poblaciones de la provincia como Onda, Cirat, Montanejos o La Puebla.

“Primero no lo creímos, era como la película Bienvenido Mr. Marshall. No entendíamos por qué aplaudían cuando vino el gobernador civil, si íbamos a quedarnos sin pueblo”. Las indemnizaciones por las casas fueron de las 25.000 pesetas (150 euros), las más bajas, en las más cuantiosas, de 400.000 (2.400 euros) pesetas de la época.

Según recalca uno de los vecinos, "no estuvimos muy conformes con la compensación que nos dieron". Miguel Sandalinas, alcalde de Montanejos (Alt Mijares), ha destacado que “tenemos que estar siempre refrescando la memoria, puesto que corremos el peligro de olvidarnos de que esto era un centro de vida para muchas familias. Campos no puede morir”.

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