Mijares Vivo alerta sobre el bajo caudal ecológico del río en Olba
La asociación ambiental Mijares Vivo ha lanzado la voz de alarma sobre el bajo caudal ecológico que presenta el río a su paso por el espacio protegido del valle de Olba (Teruel), un 64% inferior al establecido legalmente, por lo que ha reclamado a la Confederación Hidrológica del Júcar que restituya el nivel necesario para evitar daños a la fauna acuática y garantizar la vida en el río.
Actualmente, el río Mijares a su paso por el valle
de Olba, en la frontera con Castellón, lleva sólo el 36% del caudal ecológico
necesario para garantizar la vida en el río, según ha constatado un equipo de
la Universidad Politécnica de Valencia, dirigido por el catedrático Miguel
Jover, del Departamento de Acuicultura y Biodiversidad, que el pasado 23 de
julio realizó una jornada de pesca eléctrica en los tramos de Los Tarrasones y
Los Ramones, en colaboración con la organización ecologista Mijares Vivo, para
analizar el estado de salud del Mijares.
Los investigadores, provistos de equipos de
medición, comprobaron que el caudal del río es en estos momentos de 401 litros
por segundo, sólo el 36% de los 1.100 l/s que el Plan de Cuenca 2023/2027
establece como caudal mínimo para el Mijares en los meses de julio. Este
importante descenso en el caudal fue denunciado el pasado 25 de julio ante la
Confederación Hidrográfica del Júcar por Javier Marín, portavoz de Mijares
Vivo, quien ha reclamado a la administración que restituya el caudal necesario
para evitar daños a la fauna acuática y garantizar la vida en el río.
Marín asegura que, en base al Plan de Cuenca,
"en época de sequía la CHJ puede reducir los caudales mínimos en todos los
tramos, excepto en aquellos que se encuentren en un espacio protegido, como es
el caso del valle de Olba". El portavoz de Mijares Vivo ha señalado que la
organización ecologista de Olba ha presentado alegaciones a los dos últimos
planes de cuenca, solicitando a la CHJ que establezca mecanismos de medición
para hacer seguimiento del caudal y así evitar fluctuaciones bruscas que
impactan negativamente en el ecosistema fluvial y en las comunidades de peces.
"Se controla el caudal en la presa de Los
Toranes y en la cola del embalse de Arenos, es decir, antes de la primera
central eléctrica y después de la última, pero no hay ninguna medida del agua
que las centrales dejan al río", ha apuntado Javier Marín.
INSTRUMENTO DE GESTIÓN AMBIENTAL
El caudal ecológico mínimo es el que debe mantener
cada sector hidrográfico para que los efectos abióticos --profundidad,
velocidad de la corriente, turbulencia, calidad del agua y ancho mojado--
producidos por la disminución del caudal no alteren significativamente el
ecosistema.
Es, por tanto, un instrumento de gestión ambiental y
de protección de la naturaleza, para preservar los valores ecológicos en el
cauce del río. Según el 'Atlas y libro rojo de los peces continentales de
España', editado con el respaldo del Ministerio de Medio Ambiente y el Centro
Superior de Investigaciones Científicas, "el efecto más adverso de las
minicentrales eléctricas es la variación periódica e intermitente de una gran
proporción del caudal del río, que provoca aguas abajo la exposición regular de
una elevada superficie del cauce y cambios bruscos en la velocidad del
agua", ha advertido.
Unas fluctuaciones artificales del caudal que, según
ha apuntado, "se ha demostrado en los últimos años que alteran el hábitat
fluvial, reduciendo la complejidad de las comunidades de peces".
CHEQUEO ANUAL AL MIJARES
El Departamento de Acuicultura y Biodiversidad de la
Universidad Politécnica de Valencia y Mijares Vivo realizan desde 2016 un
chequeo anual al río Mijares a través del sistema de pesca eléctrica, que se
lleva a cabo en distintos tramos del río en Olba. El fin científico de esta
práctica es conocer el estado de sus poblaciones, la abundancia de peces,
especies a las que pertenecen y estructura poblacional de cada especie, entre
otros indicadores.
Los resultados de esta pesca se expresan en términos
de biomasa, lo que significa que no se cuentan peces si no gramos por metro
cuadrado. En los últimos años, a excepción de 2018, las capturas han sido de
ejemplares pequeños y alevines, por lo que los resultados no son muy elevados,
pero indican que hay adultos reproductores en tramos distintos a los
muestreados.
Esto se debe, con toda probabilidad, según han
explicado desde la asociación, a que los ejemplares adultos buscan zonas de
mayor profundidad, dada la importante reducción del caudal ecológico. Lo más
positivo de la pesca del pasado 23 de julio, a falta del informe final de la
Universidad Politécnica de Valencia, es que de las ocho especies de peces que
potencialmente podrían encontrarse, se hallaron siete. Sólo faltó la anguila,
ya que se reproduce en el mar y no puede remontar los embalses que hay aguas
abajo de Olba.
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