Villanueva de Viver duplica su población en cuatro años
En la provincia
de Castellón, en la comarca del Alto Mijares, hay un pequeño pueblo que lejos
de desaparecer se ha convertido en un ejemplo de repoblación. Se trata de
Villanueva de Viver, una pequeña localidad que en 2019 contaba con 61
habitantes y hoy son 122.
La artífice de
este proyecto de vida es una alcaldesa que se crió en sus calles y como niña
disfrutó de los privilegios de un pueblo que hoy tiene “todo el futuro por
delante, porque llegaremos a todo, entre todos”. “Esa es la clave”, señala
Amparo Pérez Benajas a El Periódico Mediterráneo, “todos sumamos, aportamos y sin la implicación de cada
uno de nosotros este proyecto de vida no sería posible”.
Con estos
mimbres, la alcaldesa de Villanueva de Viver ha forjado un “sentimiento” que ha
apasionado a muchos hasta el punto de cambiar su modelo de vida y convertir a
este pequeño pueblo en paradigma provincial de la repoblación. “Es posible,
solo hay que creerlo y quererlo”, considera Pérez Benajas.
Siete son los
pilares de “esta gobernanza rural” que convierte el pueblo “en emblema de todo
lo bueno que garantiza al individuo calidad de vida y bienestar”. Que parte de
los sentimientos y del orgullo de pertenencia para generar un movimiento
silencioso, individual y generoso que implica al oriundo y atrae al visitante
para convertir al pueblo en abrazo protector, modelo de convivencia, ejemplo de
calidad de vida y promotor de oportunidades y desarrollo sostenible.
“Y los resultados
no solo benefician al conjunto de la comunidad que se ayuda, interactúa y
trabaja en equipo. Es garantía de futuro porque cada empadronado equivale a 350
euros más en ayudas transferidas por el Gobierno de España, y eso se ha
traducido solo este año en 20.000 euros más gracias a la llegada de nuevo
pobladores”.
La “gobernanza
rural” que promueve la alcaldesa “no parte de conceptos etéreos, se erige sobre
realidades palpables fundadas en siete pilares básicos”. El primero parte del
concepto mismo de poblador. “Hoy entendemos la vida como un ir y venir, somos
nómadas, y por ello el pueblo es una opción a tener en cuenta a la hora de
fijar nuestra residencia”. Un empadronamiento “no significa necesariamente
vivir los 365 días del año, pero sí comporta un compromiso a pagar impuestos o
generar riqueza abriendo un negocio y aprovechando las ventajas fiscales que
como pueblo que somos podemos ofrecer”.
El
empadronamiento sugiere también ilusión y compromiso con el pueblo. “Somos
herederos de unas raíces que nos hacen sentirnos orgullosos de ser zahumaos”,
explica Pérez Benajas. “Y ese sentimiento inmaterial se ha traducido en estos
cuatro años en la publicación de 9 guías de campo que atestiguan la riqueza
inmaterial de nuestros pajares, fuentes o corrales”. La memoria de la guerra
civil “sin heridas, con hermandad”, la memoria “de nuestro nombre, Villanueva
de la Reina”, o “nuestro origen musulmán, los zahumaos”.
Una implicación
que se ha planificado a través de seis grupos de trabajo que a modo de consejos
sectoriales se constituyeron en 2019: comunicación y tecnología, patrimonio y
cultura, medio ambiente, sociosanitario, infraestructuras y medios de vida. “La
participación es la garantía del éxito”, señala la alcaldesa.
El fruto de esta
gobernanza participativa se ha traducido, entre otros hitos, en la recuperación
de la economía de proximidad. El compromiso con el entorno, la naturaleza, los
medios de vida respetuosos y ecológicos están presentes en un concepto de
economía local alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y que
ha valido que la Villanueva se inscriba en la red nacional de sostenibilidad.
El quinto pilar
de este proyecto único se erige sobre la salud y los cuidados. El club Santa
Bárbara cuenta con más de 150 asociados, “vamos, casi todo el pueblo”, reconoce
la alcaldesa, y no solo promueve hábitos de vida saludable, sino también
recursos culturales, deportivos y solidarios.
Todo ello con el
fin de “mantener activo un pueblo que tiene mucha vida por delante”.
Para crear esos
lazos de unión “las tecnologías son de gran ayuda”. La red #masvillanueva
garantiza un gobierno abierto que ofrece a la comunidad comunicación semanal y
novedades, además de facilitar alojamientos para empresas y logística con todos
los recursos municipales.
Y este todo se
teje con un concepto que parte de lo individual para alcanzar un objetivo
común. “Cambiar lo mínimo es sinónimo de ganar lo máximo en Villanueva. Y por
eso queremos que lo antiguo se preserve con todo lo nuevo. Invertir en la restauración
de viviendas, ayudar con fondos a quien emprenda y poner las casas en marcha
porque cada una de ellas es un motor de vida en sí mismo”. Una revolución que
no solo se ha limitado a las viviendas, sino que ha contagiado otras
infraestructuras que, como los pajares, vuelven a cobrar vida.
Descubre el
proyecto castellonense premiado que apuesta por frenar la despoblación mediante
su escuela rural
“Todo es posible
si entre todos nos lo proponemos. Y de eso se trata, de ser capaces de
demostrar que con implicación, voluntad y pasión, no hay reto por grande que
sea que se resista.
"En
Villanueva no luchamos contra la despoblación, sencillamente ponemos el corazón
en cada reto para conseguir repoblar”, ha concluido convencida Amparo Pérez
Benajas.
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