Movilización vecinal para detener la demolición de la presa de Los Toranes
ALTO MIJARES | Vecinos de la zona denuncian que el
derribo podría dejar en secano a buena parte de la región
Vecinos del Alto
Mijares, especialmente de la localidad turolense de Olba, han iniciado una
campaña para detener la demolición de la presa de Los Toranes, histórica
infraestructura enclavada en los estrechos del río Mijares construida hace más
de un siglo.
La Confederación
Hidrográfica del Júcar estudia el proyecto para demoler la presa, un proyecto
al que se han opuesto numerosos ciudadanos de la zona, que alegan que el
derribo dejaría sin regadío a parte de una zona de San Agustín, Sarrión,
Albentosa y muchas huertas de Olba.
Además, el agua del
canal de la presa que surte la acequia es un remanente hídrico para la
extinción de incendios.
“Si llegan a derrumbar
la presa todos los lodos que ella contiene irán a parar al río Mijares aguas
abajo afectando a todo el valle de Olba y Puebla de Arenoso”
En este sentido, se ha
puesto en marcha una recogida de firmas para recabar apoyos y dirigir la
petición a la CHJ.
Los Toranes, 100 años de historia en el Alto Mijares
La presa de Los Toranes
fue construida hace 100 años, tiene 17 metros de alto, está situada en los
llamados Estrechos del Río Mijares, en un enclave salvaje y de difícil acceso.
Los impactos ambientales que generó su construcción están completamente
integrados, la masa de agua creada por el embalsamiento ha generado a lo largo de
los años un nuevo hábitat inventariado por el INAGA (Instituto Aragonés de
Gestión Ambiental). Su uso es de producción hidroeléctrica, mediante un canal
que abastece la central aguas abajo. Pero la presa de los Toranes no solo
alimenta una central hidroeléctrica sino también el regadío de huertos y
parcelas de decenas de barrios y masías de cuatro pueblos del sur de Teruel:
Albentosa; Olba; San Agustín; Sarrión, mediante la conocida como ‘Acequia del
Diablo’.
Este nombre ilustra
perfectamente las características extremas por donde transcurría dicha acequia
a lo largo de sus 5 primeros kilómetros. Varios desprendimientos insalvables la
anularon y desde 1993, aprovecha en el tramo más inhóspito, el canal de
abastecimiento de la central, el cual tiene su captación de aguas en el embalse
de Los Toranes.
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Hay que luchar por conseguir una Acequia del diablo digna y duradera, que no dependa de una presa obsoleta, la cual se construyó en el año 1950 y lleva 70 años cortocircuitando al río, además de verter los lodos que acumula al río en cada riada.
ResponderEliminarHoy en día existe la posibilidad de devolver al río Mijares su agua y recuperar su biodiversidad y conectividad, así como su capacidad de regeneración. Esa presa, tal y como muestra la foto, tiene buen acceso, una pista forestal de no mucho recorrido, la cual pasa por la piscifactoría de la Escarihuela. Ademas, en su desmantelamiento se extraerán los lodos acumulados, los cuales dejarán de contaminar el río en cada riada o limpieza de la presa.
Esa presa, que únicamente alimentaría a la central de Las Casas, conduce la mayor parte del agua del río Mijares través de unos 6 o 7 km de canal de hormigón, para no producir energía, ya que esa, al igual que las demás centrales que quebrantan el Mijares, están obsoletas y llevan años sin funcionar. La poca energía que puedan llegar a producir tiene como destino Castellón, ni siquiera se queda en la provincia.
Mantener la presa de los Toranes para únicamente alimentar un pequeño tramo de la Acequia del Diablo genera un impacto muy desproporcionado con su funcionalidad, ya que en el actualidad esta acequia tan solo riega los barrios altos de Olba, ya que por Albentosa, Sarrión y San Agustín esta en desuso, las partes que no están derruidas sirven como senderos para excursionistas.
Los desprendimientos en su azud en el puente de la Fonseca y en diferentes tramos dejaron esta acequia sin agua. Desde el año 93 hasta hoy, la Acequia de Diablo coge su agua del canal que viene que la presa de Los Toranes, por donde éste suelta el agua, para no darle uso hidroeléctrico, formando la famosa cascada que se puede ver por las hoces del Mijares.
La unión hace la fuerza, todo el pueblo unido puede conseguir restaurar la Acequia del Diablo, la cual es un elemento clave para la vida en el Valle de Olba, para evitar la despoblación, la perdida de biodiversidad y como gran aliada en la prevención de incendios. La administración pública tiene que tomar cartas en el asunto, es un bien de interés general.
No dejemos que se pierda la Acequia del Diablo y juntemos todas las fuerzas para conseguir una acequia digna y un Mijares libre de presas y centrales.