“Recartografías” : volviendo a poner la X en el mapa
ALTO MIJARES | Reconstruyen un pueblo de Teruel para
reivindicar la vida en el medio rural
Piedra a piedra,
probando y errando, y a base de horas robadas al ocio, los miembros de la
Asociación Recartografías han recuperado muchas de las casas de un pueblo
abandonado de Teruel para poner en marcha el Museo de las Masías y de la
Memoria Rural de Mas Blanco, en el municipio de San Agustín.
Un proyecto con el que
esta asociación valenciana dedicada al estudio de patrimonio abandonado
reivindica el mundo rural, ese que "han dejado de lado las
administraciones frente a las áreas urbanas", cuentan, y que creen que
puede tener un futuro.
Es un museo abierto y
didáctico, dispuesto en varios edificios que la asociación ha recuperado en
este municipio ubicado en la comarca de Gúdar-Javalambre, con el trabajo
voluntario y sin ninguna ayuda pública.
La venta de los libros
que han publicado sus miembros, profesores universitarios de Valencia, sobre
temas vinculados con el mundo rural y la despoblación, son la principal fuente
de ingresos para los materiales que han necesitado.
La mano de obra corría
por su cuenta y también han escrito las historias, que han sacado de libros, de
documentos encontrados tirados en un corral y de los testimonios de los últimos
habitantes de este barrio que, al menos de esta manera, ha vuelto a revivir.
El museo, ya inaugurado,
puede visitarse en las casas comunales que han recuperado gracias a la cesión
del Ayuntamiento de San Agustín, al que pertenece el barrio. Son la escuela, la
casa de la maestra, el antiguo horno de pan o un cubo que servía para elaborar
el vino.
"Son edificios que
construyeron los propios masoveros para darse los servicios que no
tenían", cuenta a Efe Antonio Varela, uno de los miembros de la
asociación. El barrio obtuvo en su día el permiso para tener escuela pero no el
dinero para levantarla, y también con su esfuerzo los masoveros que habitaban
este núcleo decidieron construir un horno común porque el pueblo quedaba lejos
para desplazarse con frecuencia.
Para la recuperación de
estos espacios, que comenzaron a llevar a cabo en 2014, alcanzaron un acuerdo
de custodia con el Ayuntamiento de San Agustín que, a cambio, les ha cedido los
edificios.
Ahora muestran cómo era
la escuela o el horno de entonces, pero también el ciclo del cereal, el
aprovechamiento del agua, la Guerra Civil o la vida de los maquis en estos
montes, y tienen más proyectos como mostrar cómo fue el proceso de
colectivización.
"Enseñan aspectos
de la cultura de los masoveros", destaca Varela, no solo de este pueblo,
sino de otros diseminados por la España rural, esa que empezó a vaciarse en las
décadas de los sesenta y setenta del siglo pasado.
Paneles interpretativos
relatan esa vida de otro tiempo, apoyados en objetos hallados y recuperados por
los miembros de la asociación, o cedidos por los antiguos vecinos.
El barrio en realidad
nunca ha llegado a estar despoblado del todo porque los últimos habitantes lo
abandonaron en 2004 y poco antes había llegado una pareja de ingleses que aún
viven allí. “El último matrimonio que vivió en el pueblo nos ayudó mucho
dándonos información”, cuenta este profesor de una pareja ya fallecida.
Los ingleses siguen en
el barrio aunque no saben por cuánto tiempo, pero al calor de la recuperación
que está realizando la asociación se han ido rehabilitando casas particulares,
“no para vivir de forma permanente, pero las han arreglado”, cuenta Varela, e
incluso algún descendiente ha recuperado su vínculo.
Ese encuentro con las
raíces fue especialmente emotivo el pasado año cuando se hizo una fiesta a la
que asistieron más de cien personas, entre ellas una de las maestras que tuvo
el pueblo en la década de los sesenta, Teresa Delgado, que se reencontró con
antiguos alumnos.
El pueblo volvió a
atraer visitantes para la inauguración del museo, que la asociación celebró en
enero, a pesar del frío, para hacerla coincidir con el centenario de la
creación de "La Humanitaria", una especie de sociedad de socorro
mutuo que fundaron los masoveros.
Los investigadores la
descubrieron al hallar en un corral sus estatutos y actas, milagrosamente bien
conservados. No conocen otros casos parecidos de sociedades de este tipo, y su
existencia permite desterrar falsos mitos de huraños ermitaños e ignorantes que
algunos han asociado a la vida masovera, ya que por el contrario, muestran la
solidaridad de aquellos habitantes del mundo rural y su preocupación por el
futuro.
Varela lamenta que
"el mundo rural ha sido echado de lado por las administraciones frente a
las áreas urbanas", pero frente a quienes dicen que el mundo rural está
condenado a desaparecer, su visión es que el mundo rural "puede
funcionar". EFE
Comentarios
Publicar un comentario